Empieza el último día de la serie de posts de Qué ver en Budapest en 3 días. Si la primera y la segunda jornada fueron días de viaje para conocer los sitios más emblemáticos de la ciudad, este último día podemos decir que fue un poco más slow pero no por ello menos interesante y con visitas realmente imprescindibles. Ya os adelantemos el itinerario al completo, ahora viene el momento de vivirlo. ¿A quién le apetece acompañarnos en este Qué ver en Budapest, día 3?
Nuestros días de viaje en Budapest siempre empiezan de la misma forma. Con un buen y rico desayuno en el hotel. Para nosotros es básico coger energía para afrontar el día. Así que tras el desayuno, nos vamos al metro para acercarnos a la primera actividad del día: ¡un poco de relax en remojo! ¿Os imagináis qué puede ser?
Y es que no podíamos irnos de Budapest sin haber probado y experimentado una de sus actividades más conocidas alrededor del mundo: ¡sus baños termales! Si por una cosa es conocida la capital húngara es por sus esplendorosos edificios que esconden pequeños y grandes spas en el corazón de la ciudad.
Nosotros elegimos los Baños Szechenyi, que son uno de los más famosos de Budapest, para disfrutar de una mañana de relax en el agua.
Horario: De lunes a domingo de 06:00h a 22:00h
Precios: desde 5.500 HUF (16,87€) hasta 22.000 HUF (69€)
Nosotros decidimos comprar las entradas previamente, ya que era Semana Santa y queríamos evitar posibles colas. Si vosotros queréis hacer lo mismo, os dejamos el enlace directo para la compra de los tickets.
En nuestro caso, elegimos comprar la entrada normal y general, en las que se incluye una pequeña taquilla en los vestidores; dónde poder guardar tus pertenencias y dejar tu ropa. Es importante que os llevéis para esta visita una pequeña mochila con: chanclas, bañador y toalla.
Está el servicio de poder alquilar unas chanclas y una toalla o albornoz, pero creemos que os saldrá mucho más barato no tener que pagar por ello y llevarlo de casa. Por cierto, si se os olvida alguno de estos tres imprescindibles, no os preocupéis porque en el edificio también hay una pequeña tienda dónde os podéis comprar unas chanclas, un bañador e incluso una toalla.
Bueno, tras esta pequeña introducción general con horarios, precios y otros comentarios importantes que no queríamos pasar por alto; llega el momento de disfrutar de las instalaciones.
Ya con nuestro bañador puesto y nuestra toalla, nos vamos hasta la parte central y al aire libre del edificio, dónde se encuentran las 3 piscinas principales del recinto. Una de las cosas que más me gustó es el edificio en sí, su arquitectura, su color, su majestuosidad… ¡Es precioso!
El agua está caliente y en varios puntos hay chorros de hidromasaje, además de un pequeño río en la parte central de una de ellas. El encanto de este sitio creemos que aumenta en los meses de invierno, en los que la temperatura del agua y la del exterior es realmente drástica.
Bajo nuestro punto de vista en días como en el que fuimos nosotros, que la temperatura del exterior era de unos 20 grados y la del agua también, no tiene tanto encanto.
Otro de los elementos que le resta encanto es la multitud, ¡había muchísima gente, realmente masificado! Si os somos sinceros, a nosotros la experiencia no nos gustó demasiado. Pero sí creemos que es una visita imprescindible que cualquier viajero debe vivir cuando va a Budapest. Aunque nuestra recomendación sería intentar ir a primera hora de la mañana para así evitar aglomeraciones.
Los baños abren a las 06:00h de la mañana y de hecho cuentan con un pase especial y más económico para la gente que quiera ir desde primera hora hasta las 08:00h. ¡Me pareció una muy buena idea para aquellos a los que no les importe madrugar!
Tras estar unas dos horas en los baños y en remojo, nos vestimos de nuevo y decidimos hacer una buena caminata desde dónde estamos hasta el centro de Budapest. La primera parada que nos encontramos por el camino nos traslada hasta una película de magia y fantasía: el Castillo Vajdahunyad, ubicado en pleno corazón del Parque de la Ciudad.
¿Os recuerda a algún castillo famoso? ¿A alguna película? Seguramente sí. Y es que este castillo es una réplica del mismísimo castillo de Hunyad situado en Transilvania, el reino del conde Drácula. La visita por dentro y por los alrededores es gratuita. Merece la pena acercarse, ver la estatua de Anonymus, y dar un paseo por el parque que lo rodea.
Horario: De lunes a domingo de 10:00h a 17:00h
Precio: Gratuito
La gran avenida que conecta la Plaza de los Héroes y el centro de Budapest es la conocida Avenida Andrassy. Otra calle que junto con la plaza forma ese conjunto arquitectónico y de gran valor reconocido por la UNESCO.
Os recomendamos este paseo desde la plaza hasta el corazón de la ciudad recorriendo toda la avenida andando.
Tras esta mañana sin parar y después de una larga caminata de más de 30 minutos por la Avenida Andrassy, llega el momento de comer y decidimos pararnos en una hamburguesería que nos encontramos de camino: Zing.
Si os apetece comer una rica hamburguesa, acompañada de patatas o de boniatos fritos y por buen precio, apuntad este nombre. ¡Hay varias por la ciudad y lo mejor es que no cierran a medio día!
El edificio de la Ópera de Budapest es otro de esos grandes monumentos que uno no debe perderse cuando visita esta ciudad.
Nosotros nos quedamos con las ganas de ver su majestuosidad y su belleza, ya que estaba en obras y lo vimos completamente cubierto de andamios. Como yo siempre digo, ¡ya tenemos una excusa para volver a Budapest!
Último atardecer y última noche en Budapest, y por eso decidimos dar un paseo viendo el atardecer y contemplando como poco a poco la ciudad se iba iluminando. Decidimos pasear y recorrer los puntos más importantes para verlos todos de noche e iluminados. ¡Gran acierto!
Esta ciudad de noche es realmente mágica. Así que no dejéis de dar un paseo antes o después de cenar para poder disfrutar de esta otra cara.
Esperamos que esta escapada de 3 días a Budapest os haya gustado tanto como nosotros y que hayáis podido coger muchas ideas para vuestro próximo viaje a la capital húngara. Prepararos para pasarlo muy bien, porque es una ciudad que no decepciona, llena de vida y dónde es imposible aburrirse. ¡A disfrutarla viajeros!
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