Qué ver en Roma, día 2

Suena el despertador muy pronto y empieza nuestro segundo día completo en Roma. Hoy nos espera un plato fuerte, veremos y visitaremos una de las 7 Maravillas del Mundo: El Coliseo. Si os habéis perdido el anterior post (Qué ver en Roma, día 1) os recomendamos que le echéis un vistazo antes de seguir leyendo.

Ahora sí, os dejamos detallado el itinerario de nuestro segundo día en Roma:

CONTENIDO DEL POST

El Coliseo

A nosotros nos encanta caminar y conocer las ciudades callejeando, así que nos vamos hasta el Coliseo dando un buen paseo. Son solo las 09:00h de la mañana y ya estamos allí, y no somos los únicos que hemos madrugado. ¡Madre mía la cantidad de gente que hay en Roma! Como ya lo preveíamos, compramos el día antes las entradas por Internet para así evitar colas en las taquillas. Os dejamos aquí la web directa desde dónde las compramos. La entrada en taquilla cuesta 12€ y por Internet pagas un suplemento de 2€ más. Nosotros creemos que vale la pena pagar ese dinero sobre todo si vais en temporada alta.

Y con nuestros tickets en el móvil, buscamos la entrada al recinto. Hay una fila especial para los que llevamos los tickets comprados por Internet. Nos ponemos en la cola, que avanza lentamente hasta llegar al control de seguridad. Pasamos el control y hay que hacer una nueva cola para que nos den las entradas impresas y válidas, y finalmente poder pasar los tornos de acceso. Esto lleva un rato de espera, así que armaros de paciencia, porque la espera, como siempre decimos, merece la pena. ¡Cualquier cosa por ver el interior del gran Coliseo de Roma!

Allí nos tenéis, haciéndonos hueco entre la multitud, pasando por debajo de las grandes gradas para llegar hasta el frente de la arena con un sol que deslumbra… ¡Impresionante! En ese momento te teletransportas en el tiempo, te conviertes en un ciudadano romano y piensas lo espectacular que debía ser ese lugar lleno de gente, esperando ansiosos que empezaran unos juegos, un espectáculo de gladiadores…

Damos la vuelta a toda la planta de abajo alrededor de la arena. Vemos las réplicas de los montacargas de antaño, lo que queda de las gradas, los pasillos… ¡Restos de lo que fue en su día un gran Coliseo y un lugar en el que se vivieron hitos históricos! Tras fotos en todos los rincones, entre columnas, desde todas las perspectivas posibles, nos dirigimos al piso superior.

Desde allí, la sensación de estar en el público es todavía mayor. Se gana una perspectiva mucho más cenital que impresiona aún más. Es el momento de observar esa grandeza y de imaginar.

Tenemos que confesar que pasamos unas cuantas horas allí metidos, ¡no queríamos perdernos nada! Ya que estamos en una de las 7 Maravillas del Mundo, ¡lo tenemos que aprovechar y saborear con tiempo! También hay que tener en cuenta que el calor aprieta y mucho, por momentos casi insoportable, y tenemos que buscar en muchas ocasiones refugiarnos en la sombra y buscar las fuentes para rellenar nuestra botella de agua e hidratarnos.

Ya con la tarjeta de la cámara plagada de imágenes que nos quedarán para el recuerdo, salimos y damos la vuelta por fuera, observando lo que queda de esa fachada llena de historia. En la que se ven perfectamente esas tres filas de columnas, cada una de un estilo arquitectónico diferente. Tras esto, subimos unas escaleras y vamos a observar el Coliseo desde otra perspectiva.

  • Coste: el precio de la entrada en taquilla es de 12€ y 7,50€ para ciudadanos de la UE de entre 18 y 20 años, y gratis para ciudadanos de la UE menores de 18 años y mayores de 65 años. La entrada general incluye también la visita al Foro Romano y al Palantino.

  • Horarios: desde las 09:00h de la mañana todo el año hasta las 18:30/19:00h en primavera y verano, y hasta las 16:00/17:00h en otoño e invierno. La hora del cierre suele hacerse una hora antes aproximadamente de la puesta de sol. Hay que tener en cuenta que la admisión se cierra una hora antes de la hora del cierre oficial.

Volvemos a bajar, para observarlo ahora desde la esplanada que hay justo en frente. Y tras ello, nos disponemos a ver de cerca el Arco di Constantino, otra maravilla arquitectónica, para después poner rumbo a la entrada del Foro Romano. Al llegar a la entrada es tal la cantidad de gente con la que nos encontramos, son casi las 13:00h del medio día, el calor es horrible, y pensamos que mejor hacer un break, comer y coger fuerzas para después ir a pasear entre las ruinas del gran foro.

Y así lo hacemos. Siguiendo la recomendación de la traveler Lara around the world, nos vamos a comer a un restaurante que está ubicado justo en frente de la entrada/salida del Foro Romano que hay en la gran avenida Via dei Fori Imperiali, para degustar el que nos dijo que era el mejor rissotto de marisco que había probado en su vida. Tentador, ¿verdad? Allí que fuimos nosotros, ni nos lo pensamos dos veces. Nos sentamos en una mesa fuera en la terraza, al lado de un ventilador y nos pedimos como no, ese rissotto de marisco y unos spaguettis también de marisco. Y la verdad es que no sabemos si fue porque estábamos prácticamente desmayados, pero la comida estaba muy muy rica. ¡Nos encantaron los dos platos! ¡Todo un acierto! Por si lo queréis saber, el restaurante se llama Imperiale.

Piazza Venezia

Tras este break para comer, decidimos ir hasta nuestro hostel para darnos una ducha fresquita y cambiarnos los zapatos. El día anterior nos pasamos andando y hoy a estas alturas ya tenemos los pies muertos. Miramos el mapa del tranvía y vemos que justo hay una línea que sale al lado de la Piazza Venezia y que nos deja en el Trastevere. ¡Perfecto! Así lo hacemos, tranvía, ducha, cambio de zapatos y vuelta a las andadas. El tranvía nos deja justo en Piazza Venezia y decidimos pararnos y hacer una visita a la estatua ecuestre de Vittorio Emanuele II, el que fue el primer Rey de Italia, y a la gran escalinata que precede el interior del edificio.

Hemos leído que desde el interior del Palacio Venezia hay unas maravillosas vistas de la ciudad. Y así es, desde una terraza lateral del edificio se puede ver todo el Foro Romano, la Via dei Fori Imperiali y conseguir una estampa preciosa de Roma.

Hay otra terraza rooftop en lo alto del Palacio con unas aún mejores vistas, pero para llegar hasta ella hay que pagar entrada. Creo que eran unos 7€ por persona, así que nosotros lo descartamos. Se nos hace tarde y ya no nos da tiempo a entrar al Foro Romano, ya que no permiten entrar una hora antes del cierre oficial. No pasa nada, dejaremos la visita de esas increíbles ruinas para mañana a primera hora.

Decidimos que es la hora de la merienda y qué mejor que un buen gelatto italiano para refrescarse. Un helado que nos tomamos con vistas a la Piazza Venezzia.

El Secreto de Roma

Llega la hora de descubrir el gran secreto de Roma. ¿Habéis escuchado hablar de este secreto? ¿De la mirilla de una gran villa romana desde la que se puede ver a la perfección la gran cúpula de San Pedro? Nosotros habíamos oído hablar de ella y no nos lo queríamos perder. Miramos de nuevo el mapa del tranvía, hemos descubierto que es la mejor forma de recorrer la ciudad, y vemos que hay una parada que nos deja cerca. En el mapa con el itinerario del día os detallamos la ubicación exacta de este secreto para que miréis cómo llegar hasta él.

Bajamos del tranvía y subimos una colina. En lo alto de esta colina nos encontramos con un barrio lleno de preciosas villas privadas y nos damos cuenta que hemos llegado hasta el lugar que estábamos buscando, porque nos encontramos con una cola de unas 10 personas en frente de un gran portón de madera. ¡Ese es el lugar y no somos los únicos que queremos mirar por esa mirilla! Mientras esperamos nuestro turno, en la cola conocemos a una pareja de extranjeros estadounidenses de Chicago y con esta disternida charla la espera se hace mucho más corta. ¡Qué maravilla el conocer gente de todo el mundo cuando estás de viaje!

Y por fin llega nuestro turno, ¿será verdad que se ve San Pedro por ese agujerito? Juanjo es el primero en acercarse y mirar. ¡Sí es verdad, wow! Y yo me acerco después. ¡Qué preciosidad! Se ve un largo camino de cipreses a los lados y al fondo la cúpula de San Pedro. Como un espectacular cuadro pero hecho realidad. ¡Una maravilla! Aquí compartimos la fotografía que conseguimos, aunque cabe mencionar que esa imagen es mucho más bonita y especial en primera persona.

Parque Giardino degli Aranci

Nos despedimos de nuestros amigos de Chicago intercambiándonos emails y proseguimos nuestro camino, sin rumbo fijo… Descubriendo lugares que ni nosotros mismo sabíamos que existían, como un parque que tiene unas vistas panorámicas a toda la ciudad de Roma espectaculares y desde dónde disfrutaremos de otro atardecer en la ciudad eterna.

Estos lugares que uno descubre sin querer cuando está de viaje, al final yo creo que son los más especiales. Pues este fue nuestro pequeño descubrimiento en Roma, el parque Giardino degli Aranci. Al lado hay una pequeña réplica de la Bocca de la Veritá de la que no podremos disfrutar en persona porque está en obras.

Isola Tiberina

Bajamos por un camino al más puro estilo romano y llegamos hasta la orilla del río Tiber para cruzar primero el Ponte Fabricio y después el Ponte Cestio y pisar la isla Isola Tiberina.

Ya estamos de nuevo en el que es nuestro barrio el Trastevere. Regresamos al hostel, nos duchamos, nos ponemos guapos y nos vamos a cenar. ¿Dónde iremos hoy? Nos iremos hasta un restaurante que nos han recomendado y que está muy cerca de la Piazza Navona. Como veis, nos encanta pasear. Cruzamos otra vez el Ponte Sisto, para disfrutar del ambiente que se crea en Roma de noche y ver desde él todos los puentes iluminados y al fondo San Pedro. Y hoy además tenemos el regalazo de verlo con luna llena.

Dando un buen paseo por las callejuelas de Roma, llegamos hasta La Focaccia, dónde esperamos cenar una de las mejores pizzas de la ciudad. Este lugar está lleno de encanto porque justo al final de la calle estrecha hay una iglesia que parece un pequeño panteón, allí inmóvil, casi en la oscuridad… Cenar en una terraza, en el corazón de Roma, con esas vistas, no tiene precio. ¡Nos encantó! Os recomendamos este sitio, no solo por su ambiente sino también por sus pizzas que están riquísimas, hechas caseras en su propio horno de leña.

Tras una buena pizza qué mejor que otro helado italiano. Y nos acercamos hasta una heladería que también nos recomendaron y que está justo en frente de la Pizzería Baffetto dónde ayer fuimos a comer, se llama Frigidarium. ¿Cola en una heladería en el centro cuando son casi las 12:00 de la noche? ¡Esto es que los helados tienen que estar buenísimos! Y así es, ¡merece la pena la espera! Lo diferente de esta heladería es que te bañan el helado con una capa de chocolate (blanco o negro) que después congelan. ¡Una delicia para cualquier boca!

Piazza Navonna y Panteón de noche

Y con nuestro helado en mano, nos vamos paseando hasta la Piazza Navona para verla de noche y llegamos hasta el Panteón.

Allí sentados en las escaleras de la fuente de la plaza pasamos un buen rato hasta que se tocan las 00:00 y entonces le canto el cumpleaños feliz a Juanjo al oído y al mismo tiempo una chica de al lado saca una tarta con una vela y hace lo mismo, y una mesa de un restaurante también. ¡Cuántos cumpleaños al mismo tiempo en Roma y en el Panteón!

Con esta anécdota y recién empezado el día del cumpleaños de Juanjo, nos vamos paseando de nuevo hasta nuestro barrio haciendo balance de todo lo que hemos vivido en este nuevo día en Roma. Sencillamente, ¡espectacular!

Y todavía nos queda una última mañana en esta preciosa ciudad, de la que tengo que confesaros, me he enamorado.

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