A mitad de camino… 80 días de viaje

Son poco más de las 23:30h de la noche, llevamos casi 3 meses de viaje por el Sudeste Asiático, aquí estoy encerrada en el asiento de un autobús con destino a un nuevo paraíso. No puedo dormir. Me ha tocado el último asiento, el peor de todos. Si una cosa he aprendido en estos meses de viaje es que la última fila de un autobús siempre es la peor.

Esto más que un autobús parece una montaña rusa, curvas, frenazos, lluvia, tormenta… La mujer de delante durmiendo literalmente encima de mis rodillas… Ya no sé cómo colocarme, dónde meter mis piernas… Todo el mundo duerme o eso parece… Y entonces empiezo a pensar, a reflexionar en todo lo que llevamos de viaje. Sin darnos cuenta ya hemos pasado seguramente, y digo seguramente porque no tenemos billete de vuelta y no sabemos qué puede pasar mañana, el ecuador de esta gran aventura. La que llamamos la de nuestras vidas.

El gran viaje de nuestras vidas

La hemos llamado así porque los astros divinos se alinearon y el mundo quiso que tuviéramos esta gran oportunidad de coger nuestras mochilas y explorarlo. También fuimos valientes, o eso pensamos, de dar ese paso con decisión, sin mirar atrás. De coger ese tren que creemos que quizás no se nos vuelva a presentar jamás.

De una cosa estamos seguros, y es que esta aventura no se volverá a repetir, no así, no de la misma forma. Por eso será única y siempre la recordaremos. Formará parte de nuestros genes para siempre.

Países visitados en 3 meses de viaje por el Sudeste Asiático

De ahí que estemos aprovechando cada momento, cada segundo, cada amanecer, cada anocher, cada lugar que pisamos, cada día que pasa… Y casi estamos ya en el día 80 de este gran viaje… Casi 3 meses de viaje por el Sudeste Asiático en los que ya hemos pisado 6 países diferentes. Londres, Singapur, Myanmar, Tailandia, Laos y Malasia.

Países en los que hemos cogido todo tipo de transportes, autobuses, mini vans, taxis, tuk tuks, ferrys, lanchas, coches compartidos… Dónde hemos dormido en todo tipo de alojamientos, resorts delante de la playa, hoteles de lujo, cabañas de bamboo, hoteles con baños compartidos, guesthouses, hasta en un monasterio. Conocido a gente maravillosa, porque siempre hay que quedarse con lo bueno de las cosas y de las personas. Disfrutado con todo tipo de gastronomía. En los que hemos hecho cosas que jamás habíamos hecho antes, lavarnos los dientes con el agua de la alcachofa de la ducha, dormir con unos búfalos debajo de nuestras «camas», conversar con monjes, volar en un globo aerostático, conducir una moto por todos los rincones e incluso entre vacas pastando…

Y es que de todo se aprende en esta vida, de las pequeñas cosas, de las anécdotas, incluso de las cosas malas, que también nos han pasado, hay que quedarse con la parte positiva y aprender de ellas.

Este viaje nos está ayudando a crecer como personas, como pareja, cada día nos conocemos un poco mejor a nosotros mismos y a nuestra relación de dos. Porque viajar en pareja tiene sus momentos fáciles y difíciles, pero yo me quedo con lo bonito. Hay momentos en los que pienso que estamos viviendo una segunda luna de miel, y esa sensación me encanta. Me hace enamorarme y querer cada día un poco más a mi compañero de viaje y de vida.

¿Cansa viajar tanto tiempo por el Sudeste Asiático?

También viajar durante tanto tiempo tiene sus cosas no tan buenas… A veces lo pensamos y lo hablamos entre nosotros. Cansa no parar nunca, tener que cambiar cada dos días de hotel, no poder deshacer jamás la mochila, llevar toda nuestra ropa hecha rulitos metida en una pequeña bolsa de tela, no poder a veces descansar bien porque la cama no es de lo más cómoda, hacer largos trayectos en autobuses muchas veces muy incómodos, tener que usar día sí y día también baños dónde puedes ducharte, hacer pis y lavarte los dientes a la vez, no poder comer tu comida favorita o esas galletas que tanto te gustan… Además de no ver a la familia.

Yo siempre he sido una persona muy independiente, de pequeña me encantaba estar sola jugando a oficinas, a cantar, a bailar… Estudié fuera mi carrera y mi máster, por lo que sé lo que es estar lejos de los que más quieres. Si me preguntas, te diré que no echo de menos a la familia. Pero después, cuando me pongo a pensar en ellos, me emociono, por lo que quizás sí que los eche más de menos de lo que creo.

Otra forma de viajar por el Sudeste Asiático

De las mejores cosas de esta aventura es el que cada día sea diferente, que cada día conozcamos algo nuevo, veamos algo nuevo, ¡y es que esta vida viajando es realmente sorprendente! Por eso viajar engancha tanto y nos hace tan felices. En estos 3 meses de viaje por el Sudeste asiático hemos aprendido también a viajar de otra forma, más slow, con más tiempo para nosotros, con más libertad y sin tantos planes fijos. ¡Algo que nos está encantando! Si nos gusta un sitio, ¿porqué no quedarnos más días? Si hace mal tiempo, descansamos y ya iremos mañana a ver ese templo. Y como dice mi padre si hay que cambiar los planes, se cambian. No pasa nada. Así lo estamos haciendo o al menos intentándolo.

Pensando en todo lo que llevamos viajado hasta ahora, de cada país nos quedamos con algo:

  • De Singapur nos quedamos con ganas de verla con sol, ya que nos llovió todos los días. Es una ciudad vibrante, ecléctica y que nos encantó.

  • De Myanmar nos quedamos con su energía, su buena gente y con Bagan. Es el país que hemos visitado menos desarrollado y con menos turismo de todos, algo que lo hace especial y diferente.

  • De Tailandia nos quedamos con la sorpresa que nos hemos llevado de ella, es el país en el que habremos estado más días al final de esta aventura.

  • De Laos nos quedamos con Luang Prabang, nos conquistó esa ciudad. Un país que tuvimos que abandonar repentinamente y que nos dejó con un mal sabor de boca.

  • De Malasia, qué deciros, George Town ha sido un descubrimiento estupendo y acabamos de pisar hace muy poquito uno de sus paraísos de playa más maravillosos, las Perhentian.

Y desde una hamaca de una playa de Pulau Perhentian Kecil, escribo estas últimas líneas y reflexiones sobre estos primeros meses de viaje. ¿Qué haremos mañana? ¿Cuántos días de viaje nos quedan por delante? ¿Conseguiremos cumplir el sueño de pisar la Gran Muralla China? ¿Qué países y qué lugares nos quedan aún por descubrir? ¿Nos cansaremos de viajar y volveremos antes a casa? Son tantas las dudas que se presentan, que hacen aún más interesante si cabe esta gran aventura. Pero como yo siempre digo, la aventura continúa. ¿Dónde? Estad atentos porque el viaje de nuestras vidas todavía no ha acabado.

1 comentario

  1. Hola guapa, me había quedado con ganas de leer el post, se me olvidó, y buscando info sobre Vietnam lo encontré de nuevo.
    Ya te he dicho que me encanta como escribes y que espero pronto leer un libro tuyo. sin presión ni nada 🙂
    En cuanto a tus pensamientos.. es lo más normal del mundo que tengáis todas estas dudas, aunque sinceramente creo que volveréis cuando teníais provisto o más tarde. Está claro que viajar cansa y te acaba agobiando (quien nos lo diría a los que amamos viajar, verdad), pero esta oportunidad que tenéis es única, o a lo mejor no 🙂
    Muchos besos y ánimos, seguid dándonos envidia 🙂

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